Se le cruzan los cables a Cristiano

El crack portugués está teniendo muchos problemas para lidiar con los árbitros y con sus propios nervios. Desde el comienzo del partido frente al Málaga y más concretamente, desde que a Cristiano le negó el colegiado Pérez Lasa una ley de la ventaja al comienzo del encuentro, pudimos ver al ex jugador del Manchester United muy nervioso. Incluso a la hora de celebrar los dos goles que marcó para darle la victoria al Real Madrid, Cristiano presentaba una actitud bastante rara. El portugués ya pasó por lo mismo frente al Almería, dejando un regalito a Juanma Ortiz y siendo expulsado. Debe controlar los nervios para no dejar al equipo con diez.

Cristiano Ronaldo, la perla en la apuesta por el Mundial de fútbol de Portugal, es un jugador de mucho temperamento. Posiblemente su actitud ganadora hace que su personalidad dentro del terreno de juego sea bastante característica. Eso condiciona muchas veces a los árbitros, quienes pueden llegar a juzgar mal al jugador. La agresión de ayer a Mtiliga, desde mi punto de vista, es bastante clara. Aunque Cristiano quiera zafarse del danés tratando de montar la contra del conjunto blanco, le pega con el brazo en la cara, ‘agrediendo’ involuntariamente al jugador del Málaga.

Si lo hubiera hecho otro jugador, la cosa no abría montado tanto revuelo, pero el poder mediático del portugués hace que esto vaya a ser tema de actualidad durante bastante tiempo. Si es cierto que en Inglaterra los árbitros dejan jugar infinitamente más y por ello el fútbol es más duro. El problema de Cristiano es que ve como le pitan a favor muchas faltas en las que podría haber seguido y donde la ley de la ventaja hubiera sido lo más correcto, mientras que otras muchas en las que le derriban claramente no se las pitan. Todo esto hace que crezca una pequeña furia en CR9, que en alguna ocasión hace que se le crucen los cables dejando a su equipo con 10 jugadores, algo que podría pasar factura al Real Madrid en el futuro.

El internacional portugués debe aprender a lidiar con los árbitros españoles y olvidarse de las costumbres inglesas, las cuales le van a llevar por muy mal camino en el fútbol español.